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domingo, 26 de abril de 2020

FORMACIÓN ÉTICA Y CIUDADANA 4 A



ÉTICA, MORAL Y POLÍTICA.
ANALIZA Y RESPONDE.
FECHA DE ENTREGA 08/05/20, gmail: munozhdario@gmail.com

¿Cuándo nos enfrentamos a un problema ético?
 Veamos algunas situaciones:
1) Soy un funcionario público, un jefe me ordena realizar una compra de alimentos con sobre precios ¿Debo cumplir esa orden?
2) Soy testigo en un juicio. Mi testimonio es importante. Vi como unos hombres vestidos con camperas negras mataban a golpes a otro hombre. Hoy es el día en que debo declarar. Recibo un llamado telefónico. Una voz gruesa que me amenaza: “si decís la verdad te liquidamos” ¿Qué hago? ¿Debo mentir?
3) Me fue mal en un examen de matemática. Estudié, pero es una materia que me resulta muy difícil. No la entiendo. Mi mamá se preocupa mucho cuando me desaprueban, no quiero darle un disgusto. ¿Qué hago? ¿Debo decirle la verdad a mi madre, aunque la haga sufrir?
4) En la escuela la mayoría de mis compañeros se burlan de un alumno nuevo porque es extranjero y habla mal el castellano. No me gusta que lo traten así, pero son mis amigos y no quiero pelearme con ellos. ¿Debo hacer lo que hace la mayoría? 
5) Voy caminando por la playa, estoy solo, de pronto escucho un grito, es alguien que se está ahogando y pide auxilio. Lo reconozco, es mi enemigo, lo odio. ¿Qué hago? ¿Debo ayudarlo? Nadie me ve ni me va a reprochar nada, ¿debo ayudarlo igual?
6) Prometí a un amigo devolverle hoy el dinero que me prestó la semana pasada. Tengo la plata, pero si se lo devuelvo no podré comprar la entrada a un recital que quiero ir. ¿Debo cumplir mi promesa o comprar esa entrada?

¿Qué tienen en común estas situaciones? En todas ellas se plantean problemas que involucran a otras personas. La solución de las mismas no me afecta solo a mí, sino también a otras personas que sufrirán las consecuencias de mis decisiones y de mis acciones.
Todos en ciertas circunstancias, nos planteamos problemas de este tipo. Los problemas éticos son problemas cuya solución tienen efectos en otras personas. Cuando tomamos este tipo de decisiones y actuamos en consecuencia estamos realizando una conducta moral. Una conducta de este tipo puede ser calificada como “buena” o “mala” por nosotros mismos y por los demás. Atribuimos valor moral a un acto que tiene consecuencias que afectan a otros individuos.
Los actos que no tienen consecuencias para los demás, no son objeto de una calificación moral. Cuando nos planteamos un problema ético, no encontramos respuestas en las órdenes que nos dan nuestros mayores o nuestros jefes, tampoco las encontramos en las costumbres o en lo que opina la mayoría ni en las reglas de conducta que nos han enseñado. Todas estas pautas pueden orientarnos en nuestras decisiones, pero no pueden darnos “la solución”.

Es lo que puede verse en las situaciones planteadas como ejemplos: sé que debo ayudar a los demás cuando se encuentran en apuros, pero ¿debo ayudar a alguien que no quiero y que considero mi enemigo por los daños que me causó en el pasado?  Sé que debo cumplir mis promesas, pero ¿debo cumplirlas cuando hacerlo me perjudica en algún sentido? Sé que debo cumplir las órdenes de mis superiores, pero ¿debo hacerlo cuando son inmorales?  Sé que debo cuidar a mis amistades, pero ¿debo hacer lo que mis amigos hacen, aunque sepa que está mal, para conseguir su aprobación?

ÉTICA Y MORAL
Se utilizan con mucha frecuencia los términos “ética” y “moral”. Se dice, por ejemplo, “no es ético hablar de alguien en su ausencia”; “los jueces deben ser intachables desde el punto de vista moral y ético”; “es inmoral que un asesino sea entrevistado por un periodista y que sus palabras sean difundidas por televisión”; “la corrupción ataca nuestros valores éticos y morales”, etc. Desde el punto de vista etimológico, “ética” y “moral” tiene un mismo significado. Ética, proviene de la palabra griega “ethos” y significa “costumbre, hábito”.
Moral, proviene de la palabra latina “mos” y también significa “costumbre, hábito”.
Sin embargo, se suele hacer una distinción entre ambos términos. La moral es el conjunto de normas que consideramos justas y obligatorias. Estas normas regulan nuestra conducta y pueden ser diferentes según la cultura y la época a la que pertenezcamos. Por ejemplo, los diez mandamientos son un conjunto de normas que conforman parte de la moral judeo-cristiana. Cuando juzgamos la conducta de los demás o cuando decidimos que hacer en una situación determinada, tenemos en cuenta estas normas. La moral que rige en nuestra sociedad no ha sido inventada por nosotros, pero somos nosotros, quiénes la aplicamos.
Conviene hacer una diferencia entre las normas morales y las jurídicas. Estas últimas son establecidas por el Estado con carácter de obligatorias y es el Estado el que establece las sanciones para quienes no las cumplan. Los individuos están obligados a cumplir las normas jurídicas, aunque no estén de acuerdo con ellas. Las normas morales, en cambio, no están escritas en un código, ni contienen sanciones concretas. Las sanciones a las que nos sometemos cuando incumplimos normas morales están relacionadas con el rechazo o desaprobación de nuestros semejantes, repudio, menosprecio, desconfianza, etc. Otra diferencia respecto de las normas jurídicas es que las morales obligan a quienes las consideran justas, la persona que actúa “bien” lo hace porque está convencida de que esa es la forma correcta de actuar. La ética es la reflexión sobre por qué esas normas nos parecen justas y obligatorias: la ética es una reflexión sobre la moral. Nuestra moral dice que no se debe mentir. La ética se pregunta ¿por qué no se debe mentir? La ética trata de explicar la conducta moral.
La ética estudia las diferentes morales y sus cambios a lo largo del tiempo, tratando de discernir a qué llamamos “bondad” y “maldad”. Trata de definir qué es lo bueno; se interesa por dar las razones de cómo debería ser. La ética, no es un conjunto de normas, es una reflexión sobre ellas.
Existen diferentes morales, los caníbales, por ejemplo, no consideran malo comer carne humana. La ética estudia las diferentes morales y se pregunta: ¿existe una mejor que otra? ¿es posible plantear criterios universales para determinar si una conducta es correcta? ¿se puede afirmar que existe progreso moral?
En la mayoría de las situaciones en que se nos plantea un problema moral, lo resolvemos acudiendo a las normas que consideramos obligatorias sin preguntarnos por qué. Pero a veces nos surge la pregunta: ¿qué debo hacer en esta ocasión? Y sentimos que la respuesta no es clara, que no consiste en acatar mecánicamente una regla. Es en estas ocasiones cuando nos hacemos una pregunta de tipo ético.
Las normas morales, si bien regulan nuestra conducta y nos permiten saber como actuar y como juzgar la conducta de los demás, no son de aplicación automática, si lo fueran no surgiría la necesidad de reflexionar sobre ellas.

ÉTICA POLÍTICA.
Si la política es el arte de gobernar a los pueblos, la ética es el arte de gobernarse a sí mismos. La ética es una disciplina filosófica que fundamenta los criterios para actuar con relación a uno mismo y con los demás. Buena parte de las discusiones sobre la ética teórica también se presenta en las decisiones cotidianas, cuando una persona tiene que escoger como orientarse y tomar decisiones en la vida. Ahora bien ¿cómo se relaciona la ética personal con la ética pública? Para los antiguos griegos, el campo de la política se vinculaba directamente con la reflexión ética, pues la vida pública tenía dimensiones mucho más amplias que hoy, en tanto el individuo no se había recluido en el ámbito de su vida privada. La felicidad de cada ciudadano estaba asociada a la felicidad de la Polis, y, por eso, en el pensamiento de Aristóteles, la ética desembocaba en la política y se subordinaba a ella, en la medida en que la voluntad individual tenía que subordinarse a la voluntad de toda una comunidad. Al mismo tiempo la política permitía que el Estado educara a los hombres en las diferentes virtudes y, particularmente en la justicia. En este sentido la educación de los gobernantes resultaba imprescindible para evitar que se cometieran actos indebidos. Esta conducta no se lograría solo a través de controles externos en la función pública, sino que se fomentaría principalmente a través de la sensibilización y el desarrollo de la conciencia, es decir, de principios éticos asumidos conscientemente por las personas que se ocupan de los asuntos públicos. Esta relación estrecha entre ética y política se continuo durante el período del medioevo durante el cual el pensamiento cristiano deducía los mandatos morales de la fé religiosa y subordinaba la política a esos mandatos.
En el siglo XVI, Nicolás Maquiavelo planteó un pensamiento provocador al proponer una diferencia tajante entre la política y la moral. Desarrolló su pensamiento en el contexto de un proceso histórico en el que las metas religiosas iban perdiendo centralidad en la vida de cada hombre y eran reemplazadas por la búsqueda de progresos materiales. De este modo los desafíos de la sociedad se volcaban cada vez más a alcanzar la riqueza, gloria, poder y conocimiento. En su obra “El Príncipe”, Maquiavelo valora la fuerza y la astucia como virtudes principales de un gobernante, que conoce la naturaleza competitiva e interesada de quiénes lo rodean. Maquiavelo deja de lado la pureza y la bondad que pregonaba la moral cristiana, y considera que es preferible ser temido a ser amado, y que ser bueno políticamente es saber escoger cuando conviene apegarse a las normas éticas y cuando alejarse de ellas. En consecuencia, Maquiavelo considera que un buen fin, una intención valiosa, podría justificar la adopción de medios éticamente reprochables: robar para hacer justicia, mentir para lograr la libertad; matar para garantizar la paz, etc.




LA ETICA DE LOS GOBERNANTES Y DE LOS CIUDADANOS.

Las reflexiones de Aristóteles y Maquiavelo establecieron algunas orientaciones que pueden ser utilizadas para ver las relaciones actuales entre la ética y la política. A veces la eficiencia de los dirigentes políticos puede entrar en conflicto con su entereza moral. ¿Qué rasgos son preferibles?
Cuando escuchamos comentarios de la gente que valora a un gobernante porque “roba pero hace” o que afirma que “corrupción hubo siempre”, observamos la renuncia a exigir ética pública. En el otro extremo encontramos que hay sociedades en las que se evalúa también la ética de los gobernantes y se espera que no haya mentiras o falsedades en su vida cotidiana. Esta mirada sobre la ética de los gobernantes requiere pensar también la ética de los ciudadanos, pues hay modalidades de corrupción en todos los estratos. Cuando una persona antepone su interés al de todos los demás, cuando se apropia de lo que es público, cuando soborna a una autoridad, o miente ante los representantes de la ley, también puede ser cuestionada éticamente. Las responsabilidades de los gobernantes son mayores, porque sus decisiones afectan a toda la sociedad y acceden a información que no tienen derecho a usar en beneficio propio. Por eso la ética de los líderes políticos es una cuestión relevante a la hora de depositar la confianza en ellos. Sin embargo, es conveniente advertir que muchos dirigentes expresan, en sus actos y opiniones, la moral media de la sociedad que integran. En consecuencia, promover actitudes justas y solidarias en la sociedad es también una forma de mejorar la ética de los gobernantes.

¿Siempre es bueno ser bueno?
Nicolás Maquiavelo, “El Príncipe”, fragmento: “Hay tanta distancia entre saber cómo viven los hombres y cómo debieran vivir, que el que para gobernarlos aprende el estudio de lo que se hace para deducir lo que sería más noble y más justo hacer, aprende más a crear su ruina que a preservarse de ella, puesto que un príncipe que a toda costa quiere ser bueno, cuando de hecho está rodeado de gente que no lo son, no puede menos que caminar a un desastre. Por ende, es necesario que un príncipe que desee mantenerse en su reino, aprenda a no ser bueno en ciertos casos, y a servirse o no de su bondad, según lo que las circunstancias le exijan.”

El buen gobernante
Aristóteles, “Política” fragmento: “Decimos, en efecto, que el buen gobernante es hombre bueno y prudente (…) El buen ciudadano debe tener el conocimiento y la capacidad tanto de obedecer como de mandar. Esta es pues la virtud del ciudadano: ser entendido en el gobierno de los hombres libres en uno y otro respecto. Ahora bien, ambas virtudes son propias del hombre bueno, por más que la templanza y la justicia del gobernante sean específicamente diferentes de la de los gobernados, no obstante ser estos hombres libres.”

LA POLITICA SEGÚN EL PAPA FRANCISCO

Papa Francisco advierte sobre cuál debe ser el rol de la política: “La política es un vehículo fundamental para edificar
la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción.” Y se profundiza un concepto a menudo empleado por Francisco de la política como servicio de caridad:
“En efecto, la función y la responsabilidad política constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su país, de proteger a cuantos viven en él y de trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo. La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad.”

“Cuando el ejercicio del poder político apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro y los jóvenes pueden sentirse tentados por la desconfianza, porque se ven condenados a quedar al margen de la sociedad, sin la posibilidad de participar en un proyecto para el futuro. En cambio, cuando la política se traduce, concretamente, en un estímulo de los jóvenes talentos y de las vocaciones que quieren realizarse, la paz se propaga en las conciencias y sobre los rostros. Se llega a una confianza dinámica, que significa “yo confío en ti y creo contigo” en la posibilidad de trabajar juntos por el bien común. La política favorece la paz si se realiza, por lo tanto, reconociendo los carismas y las capacidades de cada persona.”

La confianza para Francisco nace de una relación personal con la gente, con el pueblo, diríamos “en un cuerpo a cuerpo”; esto no significa un populismo desencarnado, sino una popularidad que nace de una rectitud moral y ética. Y aquí es muy paradigmático lo que el cardenal Bergoglio decía en 2004 en una Jornada de pastoral Social de la Arquidiócesis de Buenos Aires sobre la necesidad de redescubrir la política:
“Obviamente que ejercer la política, cuando se hace desde esta óptica y con vocación y dedicación, exige testimonio, el testimonio, el martirio, o sea que hay una dimensión martirial de la política, donde uno muere a si mismo por el bien común. Ahí radica la diferencia entre el mediador y el intermediario. El político es fundamentalmente un mediador que escucha la voz de su pueblo, ve lo viable de las cosas y va mediando, llevando adelante para el bien común; pero en ese mediar se desgasta, muere; el mediador siempre pierde, pierde el en favor del pueblo.” Y estigmatiza cuando el político se reduce a ser un intermediario:
“En cambio el intermediario es aquel que, frente a un conflicto, por ejemplo, saca de acá, saca de este otro lado y trata de pegar la cosa. Es un intermediario, no es un mediador, y gana en función de los conflictos; o sea, el intermediario es el minorista, es el almacenero con la máquina de cortar fiambre, que compro a cuatro, vendo a seis, gano dos. El político no es un intermediario, debe ser un mediador, donde se le va la vida en ese trabajo, de ahí la nobleza”.


ACTIVIDADES:
 1) Elaborar una definición de Moral y de Ética.
 2) En qué casos puede hablarse de un “problema ético”? Dar 1 ejemplo
3) Qué relación puede establecerse entre cultura y moral?
4) Explica la diferencia entre una norma moral y una norma jurídica. Dar 1 ejemplo de cada una.
5) Explica con tus palabras los fragmentos de Maquiavelo y de Aristóteles en cuanto a la ética política de los gobernantes. Indica cual sería la diferencia principal entre ambas.
6) Qué relación puede establecerse entre la ética de los gobernantes y la de los ciudadanos?
7) Tomando lo expresado por el Papa Francisco ¿Qué análisis puedes realizar de la realidad política argentina?