Hola chicas/os, deseando que estén todos bien, quiero
compartirles lo siguiente!!!!!
Luego de la valoración del esfuerzo de lo trabajado hasta
aquí, sabiendo que nos ha costado la adaptación al trabajo virtual, todos hemos experimentado, más que nunca, la necesidad e importancia
de estar comunicados para lograr organizar los tiempos, las tareas, realizar
consultas, dándole fuerza al proceso de aprendizaje. Quiero destacar el
compromiso que han asumido, alentar a quienes todavía les cuesta un poquito más
este proceso, que sigamos fortaleciendo día a día nuestra comunicación y de
esta manera mejorar el aprendizaje de nuestros saberes y así poder entender y
reflexionar sobre el mundo que nos toca vivir.
Les comparto un artículo para mantener la lectura durante las vacaciones, para mantener nuestra comunicación y sobre todo para poder reflexionar sobre los tiempos que corren.
Aislamiento que humaniza
Por Juan Carlos Puebla Pavlovich
La crisis sanitaria mundial por el COVID-19 nos deja indefensos ante
una nueva realidad: el aislamiento. Estamos en cuarentena. Encerrados en casa.
El exterior se paraliza. En la era de la instantaneidad e inmediatez se nos
pide calma y paciencia. El problema es que en este panorama de tanta
incertidumbre la pasividad puede provocarnos aún más angustia: ¿hasta cuándo
regresaremos a la normalidad? ¿Qué tan letal es el virus? ¿Ya existe vacuna?
¿Se aproxima una crisis económica desastrosa? Las respuestas a estas
interrogantes —como dice el legendario Bob Dylan—“están volando en el viento” y
no podemos hacer nada para resolverlas, sólo queda aislarnos.
El aislamiento no es tan terrible, todo depende de la actitud que
tomemos para enfrentar la angustia innata que vive en nosotros. La cuarentena
nos ofrece la oportunidad de reflexionar, una actividad que no nos planteamos
realizar en el ritmo apresurado del día a día. La circunstancia mundial nos
obliga a estar en casa con un poco más de tiempo para pensar. Pero, ¿sobre qué
podemos reflexionar?
El riesgo que se nos presenta en este aislamiento es huir de la
soledad para no pensar. Tenemos un refugio en el ruido de la televisión, de los
celulares o de nuestros audífonos, aunque buscarlo no sea tan buena idea porque
el alboroto que el mundo genera hoy alimenta nuestra angustia. La buena noticia
es que en la cuarentena también se nos presenta la posibilidad de alejarnos un
poco de la algazara producida por los medios y estar en silencio por largos
lapsos de tiempo. El silencio es necesario para la reflexión y hoy más que en
otras épocas de nuestra vida existen muchas cuestiones para pensar
detenidamente. Esas cuestiones están presentes en esta crisis. La pandemia nos
arroja tantos aspectos sobre la humanidad que merecen ser reflexionados.
Ahora, mi querido lector, pensarás que me estoy contradiciendo. Por
una parte, te pido que te alejes de la algarabía que producen los medios de
comunicación sobre el virus, pero por otra, te pido que pienses sobre la
maldita infección. Aunque parezca una contradicción, no lo es. Lo que realmente
quiero es que pienses en la crisis sanitaria, pero no como lo hacen los
políticos, los empresarios o los medios
de comunicación, porque todos ellos son unos trapisondistas capaces de
atropellar a su gente en situaciones tan vulnerables sólo para proteger sus
intereses; tú hazlo buscando encontrar las verdaderas lecciones que esta
situación nos enseña de la vida.
A través de la pandemia detente a observar la vida, profundiza sobre
su sentido. ¿Para qué vivimos realmente?; ¿para actividades pasajeras que
terminan?; ¿para el dinero que se ve amenazado tan fácilmente por una crisis?;
¿para viajar por el mundo? Si esos son los fines de nuestra vida lamento
decirles que somos personas un poco triviales que con una situación externa de
crisis como la que estamos viviendo hoy, nos quedamos vacíos, o más bien, ya
estábamos vacíos, pero no lo sabíamos.
La oportunidad que nos ofrece el aislamiento es detenernos a pensar,
pero el reflexionar nos da miedo; la razón de ese miedo es que al hacerlo nos
enfrentamos a nuestra conciencia, una temible jueza que nos cuestiona sobre los
principios de nuestra vida. Al pasar esa tempestad, en la cual nos sometemos a
un examen existencial, podremos encontrar lo verdaderamente fundamental y
valioso de la vida.
En estos días estamos invitados a jerarquizar nuestras prioridades en
la vida y a darnos cuenta de lo que realmente importa. Son momentos de destapar
nuestro velo de la superficialidad para observar lo esencial. Si lo hacemos,
cuando termine la cuarentena, la vida ordinaria cambiará y seremos distintos. Después
del aislamiento posiblemente regresaremos a las calles más sensibles y
humanizados porque entenderemos mejor lo verdaderamente valioso en la vida.