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lunes, 30 de marzo de 2020

TALLER DE ACCIÓN Y REFLEXIÓN 1 A 1 B


TALLER DE ACCIÓN Y REFLEXIÓN 1 A 1 B
                                           
SEGUIMOS TRANSITANDO LA CUARESMA, LEE, ¡REZA Y POR ÚLTIMO CONTESTA LAS PREGUNTAS PROPUESTAS!
     
FECHA DE ENTREGA: VIERNES 03/04/20, MAIL: munozhdario@gmail.com

                                       UNA RATO DE ORACIÓN

                  PARA QUEDARTE EN CASA CON DIOS

Para vos que elegís cuidarnos mutuamente quedándote en casa, este rato de encuentro con Jesús donde estés...
Primero vas a encontrar una sugerencia de “pasos para tu oración”, y un material de apoyo.
                                                    
                                                      ¡Que lo disfrutes!
0. Preparo la oración:  elegí un lugar tranquilo, podés preparar un cuadrito de Jesús O uno de  la Virgen...
 1. Me pongo en presencia: me sereno y siento que Dios está conmigo. Empiezo mi oración con la Señal de la Cruz.. Puede ayudarte repetir de vez en cuando alguna frase breve que te ayude a rezar -“Acá estoy”, o “Jesús, en vos confío”, “Me amó y se entregó por mí”, etc.- o poner algo de música instrumental de fondo.
 2. Propuestas para la oración: vas a encontrar distintas oraciones, canciones y “sugerencias” para la oración, inspiradas en el Evangelio del Domingo (¡te puede ayudar una Biblia!). Te recomendamos que elijas lo que más te guste para rezar un rato. Si querés, podes tener también varios momentos en la semana aprovechando una sugerencia para cada día. Disfrutá los puntos; no es cuestión de “completar” todo sino de “saborear” dejando el corazón en lo que vayas rezando, y lo más importante, abriéndome al encuentro con Dios.
 3. Despedida: al final, tomate algunos minutos para contarle a Dios lo que te llevás de este encuentro, lo que le pedís o agradecés. Terminá hablando con Jesús sobre tu oración, al final podés cerrar con la señal de la Cruz.

                                         Una ayuda para “preparar tu oración”
Muchas veces creemos que Dios no nos habla. Sin embargo, eso no es del todo cierto. Dios sí lo hace, y de distintas maneras. Lo que sucede, muchas veces, es que nosotros no hacemos silencio para escucharlo. Y no nos referimos únicamente al silencio físico, sino también a la predisposición, al espacio y al tiempo necesarios para abrir nuestro corazón y disfrutar su voz. En estos momentos, tan desafiantes, es llamativo el silencio que nos rodea. El silencio de nuestro barrio, de nuestra ciudad. Basta con salir al balcón, a la ventana, al patio, para notarlo. No se escucha el ruido de los colectivos, ni las bocinas de los autos, ni los pasos de la gente corriendo de un lado al otro, tampoco las voces de los niños entrando o saliendo del colegio, el murmullo y las risas del after office, entre tantas otras cosas. Es realmente impactante. De una vez, y quizás a la fuerza, se nos presenta la oportunidad de vivir el silencio. De disfrutarlo, de degustarlo, de rumearlo, y poder escucharnos a nosotros mismos, a Dios y su mensaje, a través del Evangelio. Sin más introducciones, te proponemos este ratito de interioridad y contemplación. Acomódate en el lugar que más te guste de tu casa: tu habitación, la cocina, el living, el balcón, el patio, ¡donde quieras!. Llévate todo lo que necesites para estar cómodo, a modo de no interrumpirte o distraerte luego. Nosotros te vamos a pedir que tengas a mano tu celular, una hoja y un lápiz. Vos sumale lo que te parezca que pueda ayudarte: un aguayo, una velita, un rosario, una imagen, un rico perfume. Nadie más que vos sabe bien lo que te gusta, lo que te hace sentir en paz. Bueno, Dios también lo sabe.

                                              1| ME PONGO EN PRESENCIA
Te invitamos a sentarte, a inspirar hondo y hacer consciente la respiración, a estirar los brazos y las piernas. Te recomendamos buscar una posición cómoda… mirá a tu alrededor, contemplá el lugar que elegiste.  Estas aquí y ahora.  Sentí la calma, la tranquilidad, y comenzá a habitar el silencio. Podes quedarte unos segundos con los ojos cerrados, disfrutando. (¡Ojo, no te quedes dormido! Igualmente, si lo haces, ¿qué problema hay? ¡Tiempo sobra!). Si no te dormiste, te proponemos una canción que puede ayudarte a encontrarte con Jesús... Te dejamos el link para que la busques en tu celu. (¡Ey, WhatsApp puede esperar!)

                                                              La resurrección de Lázaro
                Canción:   Me enseñaste a amar https://www.youtube.com/watch?v=XTpjwY1ijX8


Voy buscando la mejor manera                                                         
 voy tratando de aprender                                                                     
 voy remando y a veces sin fuerza                                                           
pero sufrir me hizo crecer                                                                    
 Y por cada piedra en el camino        
me regalaste otro amanecer                                                                                                               
                                                                                         
Me enseñaste a amar                                                                      
     amar sin obligar                                                                         
    amar sin esperar                                                                       
Me enseñaste a amar                                                              
  amar es renunciar                                                                      
    amar es entregar

Me enseñaste que amar
se empieza sin saber
 amar hay que aprender
 amar sin entender

Me enseñaste que amar
se empieza sin saber
amar hay que aprender
amar sin entender

en tus caminos
me caigo y me pierdo
eso me ayuda a pelear
me abrazaste y me diste tu mano
y ahora solo resta confiar
que entre tan perfectas melodías
me regalaste tu mejor canción 


Evangelio del Domingo 29/03/20: LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO (Jn 11, 1-45, fragmentos.)

Había un hombre enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de su hermana Marta. María era la misma que derramó perfume sobre el Señor y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el que estaba enfermo. Las hermanas de Lázaro enviaron a decir a Jesús: ”Señor, el que tú amas, está enfermo”.Al oír esto, Jesús dijo: ”Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.”Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando oyó que éste se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Después dijo a sus discípulos: ”Volvamos a Judea”.Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: ”Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas.”Jesús le dijo: ”Tu hermano resucitará.”Marta le respondió: ”Sé que resucitará en la resurrección del último día.” Jesús le dijo: ”Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?” Ella le respondió: ”Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo.”Jesús, conmovido y turbado, preguntó: ”¿Dónde lo pusieron?”Le respondieron: ”Ven, Señor, y lo verás.” Y Jesús lloró. Los judíos dijeron: ”¡Cómo lo amaba!” Pero algunos decían: ”Este que abrió los ojos del ciego de nacimiento, ¿no podía impedir que Lázaro muriera?” Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima, y dijo: ”Quiten la piedra.” Marta, la hermana del difunto, le respondió: ”Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto.” Jesús le dijo: ”¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: ”Padre, te doy gracias porque me oíste. Yo sé que siempre me oyes, pero lo he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.” Después de decir esto, gritó con voz fuerte: ”¡Lázaro, ven afuera!” El muerto salió con los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: ”Desátenlo para que pueda caminar.” Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en Él.


                                                SUGERENCIAS PARA LA ORACIÓN
Este pasaje está lleno de gestos de Amor. Amor del bueno. Amor profundo, gratuito y sincero. Amor que es palabra y obra, de Jesús y de otros personajes, y que nos invitan a reflexionar...

1. Por un lado, nos encontramos con Lázaro, hermano de María y Marta, y amigo de Jesús. Él está enfermo, dolorido, con mucha fiebre. Lázaro hoy son todas aquellas personas que están sufriendo, por la enfermedad, por la indiferencia o por la injusticia. Lejos de ser una cifra o un número más, son rostros, nombres, hermanos, amigos. Son personas, a las que les debemos nuestro respeto y oración

2. Por otro lado, se encuentran María y Marta que cuidan de su hermano. Ellas hoy son todas aquellas personas a las que les toca estar afuera… lejos de sus familias, de sus hogares. Son todos aquellos hombres y mujeres, que han sido llamados a cuidar al hermano que hoy más lo necesita

3. Y, por último, está Jesús. Él se conmueve y, ante el dolor del hombre, actúa.

  Podés ayudarte a pasar la realidad de estos días con una canción que te dejamos a continuación:

                                           VOLVEREMOS A JUNTARNOS
                                               La oreja de Van Gogh
Accedé a la música por el link:  https://www.youtube.com/watch?v=BTVQ8D1HRPM

Días tristes
Nos cuesta mucho estar muy solos
Buscamos mil maneras de vencer la estupidez
Meses grises
Es tiempo de escondernos
Tal vez sea la forma de encontrarnos otra vez
Pero son las 8 y has salido a aplaudir a tu ventana
Me dan ganas de llorar
Al vernos desde lejos tan unidos
Empujando al mismo sitio
Solo queda un poco más
Volveremos a juntarnos
Volveremos a brindar
Un café queda pendiente en nuestro bar
Romperemos ese metro de distancia entre tú y yo
Ya no habrá una pantalla entre los dos
Ahora es tiempo de pensar y ser pacientes
Confiar más en la gente
Ayudar a los demás
Mientras tanto otros cuidan a los pacientes
Un puñado de valientes
Que hoy tampoco dormirán
Pero son las 8 y has salido a aplaudir a tu ventana
Me dan ganas de llorar
Al vernos desde lejos tan unidos
Empujando al mismo sitio
Solo queda un poco más
Volveremos a juntarnos
Volveremos a brindar
Un café queda pendiente en nuestro bar
Romperemos ese metro de distancia entre tú y yo
Ya no habrá una pantalla entre los dos
Y después de pasar la cuarentena
Habremos hecho puente que unirá
Mi puerta al empezar la primavera
Y la tuya que el verano me traerá
Volveremos a juntarnos
Volveremos a brindar
Un café queda pendiente en nuestro bar
Romperemos ese metro de distancia entre tú y yo
Ya no habrá una pantalla entre los dos

1) ¿Qué te gusta de esta canción? ¿Te sentís identificado con algo? ¿Qué palabra o frase te queda resonando?
2) Recuerdas la primera canción, ¿crees qué puedes aplicarla a la situación que estamos viviendo, la cuarentena provocada por el coronavirus? ¿qué situaciones del día a día te molestan? ¿ante situaciones que te enojan o decepcionan a quién le pides ayuda?
3) ¿Por quién queres rezar hoy? ¿Qué nombre o rostro se te vino a la mente? Te proponemos escribirlo.
4) Seguro hay algún familiar o conocido, al que le toca seguir con sus responsabilidades y tareas. Te invitamos a escribir su nombre.
5) ¿Qué sensaciones me produce la lectura del evangelio propuesto? ¿qué cosas quiero que hoy Jesús me ayude a mejorar? ¿Cómo quiero actuar de ahora en más?

#YO ME QUEDO EN CASA