Me imagino
sus caras diciendo: ¿¡otra publicación?! Así que, antes de que se alarmen, les
cuento que esta publicación no incluye actividad. Les voy a dar unos días de descanso.
Pero ¡ojo! Esto no implica que no lean lo que les traigo hoy, ya que lo vamos a
retomar muy pronto.
En primer
lugar, les recuerdo que estamos trabajando en dos actividades: una
obligatoria (sobre la gran inmigración) y otra
optativa a modo de desafío (¡con premio!). Recuerden que la actividad sobre
la gran inmigración se entrega hoy. Para el desafío, tienen tiempo hasta mañana
inclusive. Al mismo tiempo, Lenny y Araceli empezaron a trabajar (o están a
punto de, esperemos) sobre Armando Discepolo, el autor de Babilonia.
Dicho todo
esto, y retomando las lo que vimos el lunes sobre las tres primeras páginas de Babilonia (si se lo perdieron, está acá), hoy quisiera
llamar la atención de ustedes sobre algo que todavía no mencionamos. Si esta
obra de teatro trata sobre un grupo de criados (en su mayoría, inmigrantes de
diversos orígenes) que trabajan en la casa de una familia de clase alta en
Buenos Aires, la pregunta es: ¿Qué tiene que ver Babilonia con todo esto? ¿Por
qué la obra se llama así?
Les doy una
pista: la respuesta está en un relato bíblico bastante conocido que se
encuentra en el Génesis. Los invito entonces a leer el relato y a hipotetizar:
¿Por qué será que Armando Discepolo decidió llamar Babilonia a su obra
de teatro? ¿Qué tendrá que ver su obra con el relato de la torre de Babel?
La torre de Babel
En ese entonces se hablaba un solo idioma en toda la tierra. Al emigrar al oriente, la gente encontró una llanura en la región de Sinar, y allí se asentaron. Un día se dijeron unos a otros: «Vamos a hacer ladrillos, y a cocerlos al fuego». Fue así como usaron ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de mezcla. Luego dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra».
Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y se dijo: «Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es solo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr. Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos».
De esta manera el Señor los dispersó desde allí por toda la tierra, y por lo tanto dejaron de construir la ciudad. Por eso a la ciudad se le llamó Babel, porque fue allí donde el Señor confundió el idioma de toda la gente de la tierra, y de donde los dispersó por todo el mundo.
Génesis 11: 1-9
Espero sus trabajos sobre la gran inmigración y espero, también, que muchos se sumen al desafío. A quienes quieran arriesgar sus hipótesis sobre la relación entre el relato bíblico de la torre de Babel y la obra de Armando Discepolo, también los espero.
Un abrazo,
Prof. Ángeles