SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
Vida y espiritualidad
Sin embargo, el "espíritu" de una
persona es algo muy valorado incluso en la sociedad actual, porque indica lo más
hondo de su propio ser: sus motivaciones últimas, su ideal, la pasión que lo
anima, la mística por la que vive y trabaja, lo que contagia a los demás, lo
que esa persona va poniendo en el mundo.
La "espiritualidad" en su sentido
más amplio consiste en vivir realmente con espíritu, no de forma inconsciente,
automática, vacía. Según sea el "espíritu" que inspira e impregna nuestros
proyectos y compromisos, así será nuestra espiritualidad. Se puede vivir con "espíritu franciscano" o con "espíritu capitalista".
La espiritualidad no es patrimonio
de las religiones. Cualquier persona que vive con hondura y calidad humana su existencia,
vive con una determinada espiritualidad que motiva su vida, inspira su
comportamiento y configura sus valores y el horizonte de su ser.
Sin embargo, es cierto que la
espiritualidad es algo muy propio de la experiencia religiosa. La religión sitúa
al ser humano frente al misterio último de su existencia, invita a descubrir el
verdadero sentido de la vida y a tomar opciones fundamentales; ¿cuál es nuestro
Dios? ¿Cuál es el centro de nuestra vida? ¿Dónde ponemos nuestra última
esperanza?
Los cristianos hablamos hoy de
diferentes escuelas o corrientes de espiritualidad: espiritualidad luterana,
calvinista o católica; espiritualidad monástica, laical, familiar, sacerdotal;
espiritualidad benedictina, ignaciana, teresiana. Como es obvio, la espiritualidad
cristiana consiste en seguir a Jesús de manera que su experiencia de Dios y su
Espíritu sean los que configuren nuestra vida. Esto es lo que diferencia la
espiritualidad cristiana de la budista, la judía o la islámica.... (José Antonio Pagola).